Viajar permite ver cosas, conocer historias y aproximarse a culturas; enriquecernos a fin de cuentas. Nada puede reemplazar esa experiencia personal y vital. Un libro, o un artículo de viajes solo sirven como sucedáneo, más o menos logrado, y como invitación a viajar, aunque solo sea por envidia.
Ese es el objetivo de este blogg de viajes, donde alternan acuarelas, instantáneas de momentos o lugares concretos que llamaron mi atención, con textos, premeditadamente limitados en su extensión, fragmentos de la Historia con mayúsculas o pequeñas historias, donde se cuelan algunas vivencias personales, en general de forma subrepticia, aunque a veces con un enrome descaro.
Hay lugares remotos, o más exóticos, pero también otros cotidianos. Junto a las islas Galápagos o una aldea nepalí junto al Annapurna comparten espacio las torres de Madrid, en una vista desde la entrada a la ciudad que cada día comparte miles de madrileños camino de su trabajo o un archiconocido fragmento del Paseo de Gracia barcelonés.
Ire añadiendo entradas poco a poco, primero las acuarelas y textos ya terminados, y luego los que vaya haciendo nuevos.

miércoles, 14 de junio de 2017

Masai Mara


Ñus en Masai Mara

En las sabanas africanas viven especies tan singulares como el león, el elefante, el guepardo, el rinoceronte o la jirafa. En las pozas y lagos se refrescan los hipopótamos, y entre los pastos corren rebaños de vistosas cebras y ágiles gacelas y antílopes, ante la mirada de avestruces, facóqueros y hienas. Pero hay un animal mucho menos vistoso, de aspecto cubista, escuchimizado, un caballo con cabeza de toro, que es, sin duda el símbolo de las sabanas de Masai Mara y el Serengeti: el ñu.
Estamos en octubre, y mientras recorremos Masai Mara anonadados por la abundancia de fauna nos cruzamos con cientos de rebaños que caminan rumbo al sur, en uno de los acontecimientos más espectaculares que pueden observarse en esta zona, la migración de los ñus.
Serengeti-Mara es una enorme área de sabanas que engloba el Parque Nacional de Serengeti al norte de Tanzania, con 13.000 km², la Reserva Natural de Masai Mara, su prolongación en Kenia, mucho menor, 1.500 km², aunque igualmente espectacular, y sus áreas periféricas. Durante la estación húmeda los herbívoros se reparten por Serengeti, Masai Mara y el cráter de Ngorongoro, pero a partir de abril los pastos del sur comienzan a secarse y los grandes rebaños, sobre todo de ñus, pero también de cebras y gacelas de Thompson, comienzan su migración al norte, a los pastos más húmedos de Masai Mara, donde permanecerán durante el verano. Al comenzar las lluvias otoñales el fenómeno se repite en dirección contraria para aliviar la presión de herbívoros acumulados en Masai Mara y la competencia por el alimento.
Aunque esta migración es un proceso natural, su actual magnitud se debe al exponencial crecimiento que han sufrido las poblaciones de ñu en la región, que han pasado de cerca de 250.000 ejemplares en las décadas de 1960 y 1970 a un millón y medio en la actualidad.

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