Viajar permite ver cosas, conocer historias y aproximarse a culturas; enriquecernos a fin de cuentas. Nada puede reemplazar esa experiencia personal y vital. Un libro, o un artículo de viajes solo sirven como sucedáneo, más o menos logrado, y como invitación a viajar, aunque solo sea por envidia.
Ese es el objetivo de este blogg de viajes, donde alternan acuarelas, instantáneas de momentos o lugares concretos que llamaron mi atención, con textos, premeditadamente limitados en su extensión, fragmentos de la Historia con mayúsculas o pequeñas historias, donde se cuelan algunas vivencias personales, en general de forma subrepticia, aunque a veces con un enrome descaro.
Hay lugares remotos, o más exóticos, pero también otros cotidianos. Junto a las islas Galápagos o una aldea nepalí junto al Annapurna comparten espacio las torres de Madrid, en una vista desde la entrada a la ciudad que cada día comparte miles de madrileños camino de su trabajo o un archiconocido fragmento del Paseo de Gracia barcelonés.
Ire añadiendo entradas poco a poco, primero las acuarelas y textos ya terminados, y luego los que vaya haciendo nuevos.

miércoles, 31 de julio de 2013

Ainhoa

Ainhoa




Partimos de Zugarramurdi, pueblo navarro del valle de Baztán famoso por el auto de fe en que se condenó a varias 'brujas', con destino a Saint Jean Pied de Port, en el País Vasco francés. Pocos kilómetros después de cruzar la frontera de Dantxarinea, nos vemos atrapados en un repentino atasco; hay fiestas en la localidad de Ainhoa, lo que produce retenciones en el paso por su angosto centro. Nuestra lenta macha nos permite descubrir este pequeño y pintoresco pueblo, en especial la villa-bastida, una sucesión de preciosas casas blancas y rojas a ambos lados de la calle principal, que le han valido su inclusión en la lista de 'les plus beaux villages de France'.
Este territorio se situaba en una zona fronteriza entre el reino de Navarra y Gascuña, esta última propiedad de Inglaterra por el matrimonio en 1152 de Leonor de Aquitania, duquesa de Aquitania y condesa de Gascuña, con Enrique II, se sería rey de Inglaterra dos años después.
En la primera mitad del siglo XIII, los monjes premostratenses de Urdax llegan a un acuerdo con Juan Pérez de Baztán, para formar un vicariato dentro su propiedad señorial, e instalar en ella una posada para los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela, naciendo así Ainhoa.
Durante años se producen disputas entre Navarra e Inglaterra por la soberanía de estas tierras, que se sellan en 1369, cuando Carlos II de Navarra y Eduardo III de Inglaterra llegan a un acuerdo para que Ainhoa sea parroquia indivisa de los dos reinos. Pocos años antes, en 1337, las disputas por la corona francesa entre Eduardo III y Felipe VI de Valois, tras la desaparición de la dinastía de los Capetos, originaría la Guerra de los Cien Años, que finalizó en 1453. Dos años antes, en 1451, Bayona se rinde a las tropas del rey Carlos VII de Francia. Gascuña se integra en Francia, y Ainhoa pasa también a ser una comuna francesa.

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