Viajar permite ver cosas, conocer historias y aproximarse a culturas; enriquecernos a fin de cuentas. Nada puede reemplazar esa experiencia personal y vital. Un libro, o un artículo de viajes solo sirven como sucedáneo, más o menos logrado, y como invitación a viajar, aunque solo sea por envidia.
Ese es el objetivo de este blogg de viajes, donde alternan acuarelas, instantáneas de momentos o lugares concretos que llamaron mi atención, con textos, premeditadamente limitados en su extensión, fragmentos de la Historia con mayúsculas o pequeñas historias, donde se cuelan algunas vivencias personales, en general de forma subrepticia, aunque a veces con un enrome descaro.
Hay lugares remotos, o más exóticos, pero también otros cotidianos. Junto a las islas Galápagos o una aldea nepalí junto al Annapurna comparten espacio las torres de Madrid, en una vista desde la entrada a la ciudad que cada día comparte miles de madrileños camino de su trabajo o un archiconocido fragmento del Paseo de Gracia barcelonés.
Ire añadiendo entradas poco a poco, primero las acuarelas y textos ya terminados, y luego los que vaya haciendo nuevos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Palacio da Pena


Subimos en un gris día invernal a la Serra da Sintra, y entre los bosques y la neblina surge, encaramado en lo alto de la montaña, el Palacio Nacional da Pena, un edificio sorprendente, mezcla de colorido palacio de cuento con elementos neogóticos, neoclásicos, neoislámicos y neomanuelinos, incluido en el muy apropiado estilo romántico-historicista.
Lo mandó construir en 1840 Fernando de Saxe Coburgo-Gotha, Fernando II, esposo de la reina María II de Portugal, sobre las ruinas de un convento de los Jerónimos. Su construcción se encomendó al arquitecto Wilhelm Ludwig von Eschwege, y el propio rey participó en el diseño de los elementos decorativos. Fernando II adquirió los terrenos circundantes al convento, incluido el cercano Castelo dos Mouros, y creó un magnífico parque de inspiración inglesa, con gran variedad de especies vegetales. Utilizado como palacio de verano de la Casa Real, la reina Amelia de Orleans, esposa de Carlos I y madre del último rey, Manuel II, fijó allí su residencia hasta 1910, cuando partió al exilio tras la caída de la monarquía lusa.
Desde lejos el edificio es magnífico, deslumbrante por su exuberancia y colorido. Una vez dentro, recorriendo sus recovecos, se observa como la humedad de la sierra de Sintra causa estragos en la pintura, y permite que prolifere el verdín. Pero lejos de deslucir el conjunto, ese toque decadente, como la propia monarquía portuguesa en sus últimos años, le otorga un aire aún más romántico al conjunto, sobre todo en un gris y triste día invernal.
Además de este palacio, y del Castelo dos Mouros, Sintra alberga otros edificios magníficos, como el Palacio Nacional, del siglo XVI, o la también exuberante Quinta da Regaleira, que hacen de esta ciudad una magnifico lugar para pasar unos días.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Ballycarbery

Castillo de Ballycarbery


La costa suroccidental de Irlanda es una sucesión de penínsulas recortadas sobre el Atlántico Norte. La mayor de ellas, Iveragh, cruzada por las montañas MacGillycuddy's Reeks, es uno de los principales atractivos turísticos de Irlanda, sobre todo la ruta que la recorre en todo su perímetro, The Ring of Kerry. Al llegar a la localidad de Cahersiveen abandonamos la carretera principal, cruzamos el río Valencia, que en esta zona es realmente un brazo de mar, y continuamos por estrechas carreteras locales, hasta que, después de unos kilómetros, el camino se termina. Frente a nosotros, en una solitaria colina herbosa, dominando una bahía, se alzan las románticas ruinas del Castillo de Ballycarbery, invadidas por la hiedra que trepa por sus muros.
Ballycarbery, el pueblo de Carbery, proviene de Cairbre O’Shea, jefe de uno de los antiguos clanes Corca Dhuibhne, que dominaron Iveragh antes de caer bajo el mando del clan McCarthy. El castillo se construyó en el siglo XVI sobre un asentamiento anterior. A finales del siglo XVI el clan McCarthy Mór desapareció, y el castillo pasó a manos de Sir Valentine Browne.
En el año 1169 los normandos desembarcaron en Wexford, dando inicio a los 800 años de dominación inglesa. En 1641 tiene lugar la rebelión irlandesa. Como respuesta, en 1649 las tropas parlamentarias de Oliver Cromwell invadieron de nuevo Irlanda, en una campaña de gran virulencia que duró nueve meses, aunque precisó tres años para acabar por completo con la resistencia. En 1652, al final de la contienda, le llegó el turno al castillo de Ballycarbery, atacado con artillería, táctica habitual en esta campaña militar porque las tropas locales, inferiores en campo abierto, se veía obligadas a refugiarse en las fortalezas, en vano, ya que estos castillos no estaban preparados para soportar el fuego de los cañones. Desde entonces, permanece en ruinas.

Senglea

Senglea




En 1530 el emperador Carlos V cede la isla de Malta a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, expulsados años antes de Rodas por el Sultán Otomano. La Orden de Malta instaló su capital en Birgu, fortificando la ciudad y la vecina L'Isla, en sendas penínsulas.  Unos años después, en 1565, Malta es sitiada por los otomanos, pero resiste el ataque. Como homenaje Birgu recibe el título de Città Vittoriosa y L'Isla el de Città Invicta, aunque se conocería como Senglea en honor a Claude de la Sengle, Gran Maestre que promovió su desarrollo. En su unión se desarrolló la ciudad de Bormla, que entre 1638 y 1722 fue dotada de una fortificación, la Cottonera, que le valió el nombre de Città Cospicua. Al conjunto de Vittoriosa, Senglea y Cospicua se le conoce como Cottonera o las Tres Ciudades. Tras el sitio otomano, la Orden decidió fundar una capital más segura al otro lado del denominado Great Harbour, que se llamó La Valetta, en honor a Jean Parisot de La Valette, defensor de la isla durante la invasión.
Entre 1940 y 1942 tiene lugar un nuevo sitio de Malta, por parte de los ejércitos de Italia y Alemania, y defendiendo la isla los británicos, que lograron vencer. Desde el 'Siege Bell War Memorial ' de La Valetta, un templete que recuerda esta victoria, hay una vista magnifica de Senglea, un compacto conjunto de casas dominado por el ocre de la caliza maltesa. Destaca la torre del reloj y la cúpula y torres de la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias, conocida como La Basílica, que fue construida en 1743, destruida durante un bombardeo en 1941, y reconstruida en 1957. La nota de color la aportan las numerosas banderas que ondean, entre las que domina la cruz blanca de la Orden de Malta. En Dockyard Creek, la bahía que separa Vittoriosa de Senglea, descansan plácidamente las embarcaciones de recreo, donde anteriormente fondearon los navíos de la Orden de Malta y, durante el segundo sitio, la flota británica.